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BARÓMETRO PORCINO Número 63 marzo de 2020

 

Una actividad esencial

 

Nada puede permanecer ajeno a la pandemia de coronavirus que ha irrumpido durante este mes de marzo en Europa y, más adelante, también en América. Los confinamientos de la población se multiplican en todos el mundo, con la característica común que la producción porcina es considerada una actividad esencial, porque el objetivo prioritario es garantizar el suministro de alimentos a la población encerrada.  En el mercado europeo del cerdo vivo, al primera reacción ha sido de “ventas de pánico”, sobre todo en Alemania, lo que forzó en ese país una fuerte caída de su precio del cerdo, que empujó a la baja también a sus países vecinos. Pero esta primera reacción se vio después compensada por la recuperación de las exportaciones a China y por una fuerte demanda interior para consumo doméstico. Pese a ello, no ha sido suficiente para recuperar los precios, pero sí para estabilizarlos durante la segunda mitad de marzo. Además, a mediados de mes se confirmó el primer foco de PPA en una granja comercial de cerdos en el oeste de Polonia, a tan solo 12 kilómetros de la frontera con Alemania, lo que le ha sumado más dudas (y riesgos) al mercado alemán.

 

En España, el precio ha bajado también, pero de forma más moderada (también era comparativamente más bajo que el alemán) y concentrada en la segunda mitad del mes, con lo que el global mensual muestra todavía una subida, conseguida antes del estado de alarma. La oferta de cerdos sigue siendo limitada, lo que permitió esas subidas iniciales, pero las incertidumbres sobre cómo iba a afectar el coronavirus a la operativa de los mataderos y el contexto general negativo forzó después la corrección a la baja, secundando el nivel de precios más bajo en que se había instalado Alemania. Los mataderos han reforzado sus ya firmes medidas de bioseguridad, ampliando la distancia entre trabajadores y entre turnos y privilegiando la salud de los trabajadores, que son enviados a casa al menor síntoma. Ello ha permitido mantener las instalaciones sin positivos, pero ha provocado también una progresiva ralentización de la actividad de matanza. A su vez, la producción alterna comportamientos: desde operadores que siguen ofertando más cerdos, ante el riesgo de descenso de la matanza (más aún cuando se está con pesos tan altos como este año) a otros que mantienen una relativa normalidad en sus salidas, porque consideran que el balance entre oferta y demanda no ha cambiado y que, de momento, la actividad se mantiene al nivel de la oferta. Los pesos han ido bajando poco a poco, de forma similar a lo que ha sucedido en el resto de la UE, donde la norma sigue siendo trabajar con pesos altos para disponer de mayor producción cárnica.

 

barómetro porcino diciembre 2019